Cómo un código que salió de la arena de una playa transformó el comercio
domingo, 8 de enero de 2017
Notas del autor. Esto va para un meme.
Yo me encontraba tranquilamente investigando cuando...
Trump hizo el ridículo al amenazar a Toyota México
Ahora fue el turno de Toyota México, que no quedó impune a
las amenazas de Donald Trump.
El presidente electo de Estados Unidos lanzó una fuerte
amenaza a la compañía nipona al asegurar que los altos impuestos que tendrán
que pagar si fabrican el modelo Corolla para su país en tierras mexicanas.
"Toyota Motor dijo que construirá una nueva planta en
Baja, México, para construir los autos Corolla para EEUU. ¡DE NINGUNA MANERA!
Construya la planta en EEUU si no quiere pagar un gran impuesto en la
frontera", escribió Trump en su cuenta de Twitter"
Sin embargo, tendrá que darle un vistazo a un mapa, pues la
fábrica se encontrará a cientos de kilómetros del estado de Baja California. El
plan original contemplaba como ubicación del complejo a Celaya, Guanajuato.
Toyota, que anunció su plan de construir la instalación
mexicana en abril de 2015, no comentó inmediatamente el tuit.
Con anterioridad el jueves, los presidentes de Toyota y
Honda dijeron que no tienen planes inmediatos para reducir su producción de
autos en México, ya que prefieren esperar a que Trump asuma la presidencia
antes de adoptar decisiones.
El articulo se encuentra en:
http://www.msn.com/es-mx/autos/noticias/trump-hizo-el-rid%C3%ADculo-al-amenazar-a-toyota-m%C3%A9xico/ar-BBxXoku?li=AAggsml
Vaya vaya. Enserio esto lo explicare mejor cuando lleguemos
al tema de política y economía.
Séneca
Séneca [Lucio Anneo Séneca]
(Córdoba, h. 4-Roma, 65) Filósofo hispanorromano. Perteneció
a una familia acomodada de la provincia Bética del Imperio Romano. Su padre fue
un retórico de prestigio, cuya habilidad dialéctica fue muy apreciada luego por
los escolásticos, y cuidó de que la educación de su hijo en Roma incluyera una
sólida formación en las artes retóricas, pero Séneca se sintió igualmente
atraído por la filosofía, recibiendo enseñanzas de varios maestros que lo
iniciaron en las diversas modalidades de la doctrina estoica por entonces
popular en Roma. Emprendió una carrera política, se distinguió como abogado y
fue nombrado cuestor.
Su fama, sin embargo, disgustó a Calígula, quien estuvo a
punto de condenarlo en el 39. Al subir Claudio al trono, en el 41, fue
desterrado a Córcega, acusado de adulterio con una sobrina del emperador. Ocho
años más tarde fue llamado de nuevo a Roma como preceptor del joven Nerón y,
cuando éste sucedió a Claudio en el 54, se convirtió en uno de sus principales
consejeros, cargo que conservó hasta que, en el 62, viendo que su poder
disminuía, se retiró de la vida pública.
En el 65 fue acusado de participar en la conspiración de
Pisón, con la perspectiva, según algunas fuentes, de suceder en el trono al
propio Nerón; éste le ordenó suicidarse, decisión que Séneca adoptó como
liberación final de los sufrimientos de este mundo, de acuerdo con su propia
filosofía.
En general, su doctrina era la de los antiguos estoicos,
aunque, en numerosos aspectos, incorporó a ella su propia visión personal y
hasta la de pensadores de escuelas antagónicas, como Epicuro, al que cita a
menudo en términos aprobatorios; con ello no hizo sino ejemplificar el espíritu
ecléctico y sintético característico del «estoicismo nuevo» propio de su época,
del cual fue el máximo exponente.
La filosofía era, para él, un asunto fundamentalmente
práctico, cuyo principal objetivo era el de encaminar a los hombres hacia la
virtud, comunicándoles el conocimiento de la naturaleza del mundo y de su
propio lugar en él para que ello los hiciera capaces de guiar sus vidas de
acuerdo con la voluntad divina. En este sentido, la lógica y la física
proporcionan un fundamento a la ética pero no ocupan su lugar, sino que están
subordinadas a ella como lo estaban ya en el antiguo estoicismo; a este último,
Séneca aporta esfuerzo, que aplica a persuadir del deber de obrar y pensar
rectamente, más que a demostrar la verdad de un conjunto de enunciados éticos
normativos.
Se vale, para ello, de la descripción vívida de los
beneficios de la virtud y las desventajas del vicio; en la comprensión de que
todos los bienes y males de este mundo son transitorios radica la
autosuficiencia del verdadero sabio, quien, para conseguirla, debe liberarse de
sus emociones, juicios equivocados acerca del valor de las cosas.
El tono moral de Séneca está cargado de acentos religiosos
que lo aproximan al teísmo y llevaron a pensar en la posibilidad de que fuera
cristiano, circunstancia que trató de probarse a través de una supuesta
correspondencia con san Pablo, que resultó ser apócrifa.
En sus escritos sobre ciencias naturales trató, en
particular, de los terremotos y su relación con los volcanes; aunque, en
general, recogió las opiniones de los antiguos sobre diversos temas, añadió
algunas reflexiones personales interesantes, como el vaticinio de una futura
explicación de los cometas como verdaderos cuerpos celestes.
Fue también autor de nueve piezas dramáticas, inspiradas en
modelos griegos clásicos y que son, de hecho, estudios de las tensiones
emocionales a que se ven sometidos los personajes, destinadas a ser leídas más
que representadas; escribió así mismo una magistral y mordaz sátira de la
deificación del emperador Claudio.
SÉNECA. Biografía. [Versión electrónica] (Consultado el 08
de Enero del 2017) El articulo se encuentra en:
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/seneca.htm
Notas del autor. Pensamiento.
A lo largo de esta investigación he descubierto y he estado aprendiendo, sin embargo.
Entre mas aprendo siento que menos conozco.
¿Que nos separa?
Vivimos en tiempos turbulentos, lo único que hago es dar mi opinión.
El mundo lleno de odio.
Los populistas, conservadores y el racismo.
¿Porque existe el racismo?
Porque tanto odio.
Estoy seguro que ustedes lo saben.
Cada uno tiene una opinión.
Nuestro punto de vista depende de lo que hemos vivido.
Ignoro las circunstancias que te han traído hasta acá pero te agradezco por leerme, mi diario y mis entradas, aveces me gustaría leer tu historia.
Debes dejar una marga en este mundo, así como los grandes pensadores que te he mostrado.
Entre mas aprendo siento que menos conozco.
¿Que nos separa?
Vivimos en tiempos turbulentos, lo único que hago es dar mi opinión.
El mundo lleno de odio.
Los populistas, conservadores y el racismo.
¿Porque existe el racismo?
Porque tanto odio.
Estoy seguro que ustedes lo saben.
Cada uno tiene una opinión.
Nuestro punto de vista depende de lo que hemos vivido.
Ignoro las circunstancias que te han traído hasta acá pero te agradezco por leerme, mi diario y mis entradas, aveces me gustaría leer tu historia.
Debes dejar una marga en este mundo, así como los grandes pensadores que te he mostrado.
Notas del autor.
¿Que somos?
Este mundo después de milenios y miles de pensadores que han venido, reyes, imperios.
Incluso aquellos que pasan a la historia sin pena ni gloria.
Aquellos que vivieron en la pobreza y que cuyas historias han quedado enterradas.
Si tan solo pudiera descifrar a aquellos que caminaron en la sombra de los gigantes.
Este mundo después de milenios y miles de pensadores que han venido, reyes, imperios.
Incluso aquellos que pasan a la historia sin pena ni gloria.
Aquellos que vivieron en la pobreza y que cuyas historias han quedado enterradas.
Si tan solo pudiera descifrar a aquellos que caminaron en la sombra de los gigantes.
Cicerón. Parte XI. Obras de Cicerón.
Obras de Cicerón
·
Los 16 libros de
las Epistulæ ad familiares (escritas entre el 62 y el 43 a. C.) se agrupan por
destinatarios.
·
Epistulæ ad
Atticum, igualmente en 16 libros (escritas entre el 68 y el 43 a. C.),
dispuestos en su mayor parte por orden cronológico.
·
Epistulæ ad
Quintum fratrem, en 3 libros (escritas entre el 60 y el 54 a. C.), recogen las
escritas entre Cicerón y su hermano Quinto.
·
Epistolæ ad Marcum
Brutum, originalmente recogidas en 9 libros.
·
De oratore (acerca
de la formación del orador).
·
Orator (retrato
del orador ideal).
·
Brutus, historia
de la elocuencia griega y romana.
·
De optimo genere
oratorum, que versa sobre el mejor tipo de elocuencia.
·
Partitiones
oratoriae se refiere a las divisiones de los discursos.
·
Topica, sobre los
lugares comunes de los discursos.
·
Discursos
judiciales de defensa (Pro Archia poeta, Pro Roscio Amerino, Pro Murena, Pro
Milone...).
·
Discursos
judiciales de acusación (In Verrem, o Verrinas etc).
·
De re publica, que
propone como mejor sistema político el resultante de la fusión de la
«monarquía», la «aristocracia» y la «democracia». El Libro VI incluye el «Sueño
de Escipión», comentado por Macrobio.
·
De legibus, sobre
el derecho natural, las leyes sagradas y el orden estatal, así como sobre las
funciones propias de los magistrados.
·
De finibus bonorum
et malorum (Sobre el sumo bien y el sumo mal, contraposición de las teorías
epicúreas, estoicas, platónicas y peripatéticas).
·
De officiis (Sobre
los deberes, quizá la obra maestra de Cicerón; el último de sus tres libros es
el más personal, escrito en parte bajo su aversión contra la tiranía de Marco
Antonio).
·
Cato Maior De
senectute (Sobre la vejez).
·
Laelius de
amicitia (Sobre la amistad).
·
De natura deorum
(Sobre la naturaleza de los dioses).
·
De divinatione
(Sobre la adivinación).
·
De fato (Sobre el
destino).
·
Catilinarias y
Filípicas.
·
De inventione
(Sobre la invención retórica).
·
De lege Manilia o
De imperio Cn. Pompeii (Sobre la ley Manilia).
Cicerón. Parte X. Obra.
Obra
Escribió
distintos diálogos sobre varios temas:
Laelius,
sive De amicitia, "Lelio, o Sobre la amistad" diserta sobre este tema
afirmando que la única amistad posible es entre iguales y pondera la
importancia de la misma para la felicidad humana, elevando su principio a lo
más digno de la naturaleza humana.
En
el diálogo, Cato maior, sive De senectute (Catón el Viejo, o Sobre la vejez),
manifiesta los beneficios que proporciona una vejez sana y las ventajas que reporta
en experiencia y sabiduría.
Conocido
es también De officiis (Sobre las obligaciones), obra que consta de tres
libros, escritos en género epistolar. Estaban dirigidos a un "tú",
que era su hijo Marco. El último libro es el más original y contiene un serio
ataque contra los gobiernos dictatoriales; fue escrito cuando se hallaba huido
de la persecución de Marco Antonio, poco antes de su muerte.
Como
jurista Cicerón fue el mayor y más influyente de los abogados romanos de su
época, usando de sus aptitudes en retórica y oratoria para sentar numerosos
precedentes que fueron largamente usados. Como escritor, aportó al latín un
léxico abstracto del que carecía, transvasó y tradujo numerosos términos del
griego y contribuyó al idioma latín, transformándolo definitivamente en una
lengua culta, apta para la expresión del pensamiento más profundo. Escribió
numerosos Discursos, a veces agrupados por ciclos temáticos (las tres
Catilinarias, las Verrinas, las catorce Filípicas contra Marco Antonio...) y
bastantes tratados sobre Retórica y Oratoria, como el De oratore.
En
el siglo iv de nuestra era, la lectura del Hortensius de Cicerón (obra
actualmente perdida) despertó en la mente de San Agustín el espíritu de
especulación. Durante el Renacimiento Cicerón fue uno de los modelos de la
prosa y se leyeron ávidamente sus cuatro colecciones de cartas, conservadas y
editadas por su secretario personal Tirón (al que se atribuye el
perfeccionamiento de la taquigrafía), entre las cuales destacan las Epistulae
ad familiares (Cartas a los familiares), donde se perciben sus veleidades
políticas, sus gustos filosóficos y literarios, y la vida cotidiana de su casa
y de la Roma de su tiempo, además de sus íntimas contradicciones.
Casi
toda su obra manifiesta una gran preocupación sobre cuál debe ser la formación
del orador, que estima que ha de ser integral y emprenderse desde la cuna, en
lo que tuvo por mayor seguidor en fechas muy posteriores a Marco Fabio
Quintiliano.
Como
moralista, defendió la existencia de una comunidad humana universal más allá de
las diferencias étnicas (Humanismo) y la supremacía del derecho natural en su
obra maestra, el De officiis o "Sobre las obligaciones" y se
manifestó contra la crueldad y la tortura.
Como
filósofo no le satisfizo ninguna escuela griega y prefirió adoptar el
pensamiento del Eclecticismo, tomando lo mejor de unos y de otros. Contrario al
escepticismo radical, sostenía la necesidad de conceptos innatos e inmutables
necesarios para la cohesión social y los vínculos relacionales de los
individuos. Sus ideas sobre religión, expresadas en De natura deorum, (Sobre la
naturaleza de los dioses), revelan sus creencias y su apoyo al libre albedrío.
Casi todos sus trabajos filosóficos deben mucho a fuentes griegas, que trata
con familiaridad y enriquece con su propio juicio; fue, pues, un gran
divulgador y preservador de la filosofía helénica.
En
política fue un republicano convencido, absolutamente enemigo de la tiranía, y
se le deben obras dialogadas como el De república y De legibus ("Sobre la
república" y "Sobre las leyes"). Compuso además un tratado De
gloria que no se ha conservado y cuyo rastro se pierde en las manos del
humanista Francesco Petrarca, que alcanzó a leerlo en la Edad Media.
Cicerón. Parte IX. La oratoria.
La oratoria
La
notoriedad como orador de Cicerón en vida aumentaría tras su muerte. Pierre
Grimal considera que no hubo nadie más capaz de elaborar una teoría romana de
la elocuencia, descrita como vehículo de expresión e instrumento político.
El
tusculano trata el tema en muchas de sus obras, tanto didácticas como teóricas,
e incluso históricas - Brutus; en el que traza una breve historia de los
oradores romanos más célebres hasta César, del que destaca la calidad de su
expresión.
Cicerón. Parte VIII. Oposición a Marco Antonio y ejecución.
Oposición a Marco Antonio y ejecución
El
15 de marzo del año siguiente acaeció el asesinato de César, en el que no
intervendría Cicerón; aunque era conocida su oposición al dictator, los
tiranicidas decidieron no contar con él a causa de su conocida cautela.
Fallecido César, estalló una enorme crisis política en la que Cicerón lideró a
un Senado que propuso amnistiar a los conspiradores para disminuir la tensión
hasta que Antonio, cónsul y responsable del testamento del dictador, tomó de
nuevo el poder.
En
abril, cuando el heredero de César —Octavio— retornó a Italia, Cicerón intentó
sin éxito usarle contra Antonio. Cinco meses después publicó varios discursos
en los que atacaba violentamente al cónsul, las Filípicas. Cicerón describe su
posición en una carta a Casio, escrita ese mismo mes.
No
obstante, la situación política no era la misma que en 63 a. C., y sus
Filípicas no tendrían el mismo resultado que sus Catilinarias. El Senado,
diezmado a causa de las luchas civiles y constituido por numerosos antonianos,
rechazó declarar enemigo público al cónsul. Un año después Octavio y Antonio se
reconciliaron en Módena y constituyeron un nuevo triunvirato —que recibió
plenos poderes— con Lépido.
Los
triunviros no tardaron en acabar con sus adversarios políticos. Octavio
abandonó a su aliado y permitió que Antonio proscribiera a Cicerón. El 7 de diciembre
de 43 a. C. el cónsul ordenó su asesinato, así como que su cabeza y sus manos
se expusieran en los rostra del Foro, tal como había sido la costumbre en
tiempos de Sila y Mario, aunque él fue el único de los proscritos en recibir
tal destino. Cicerón no opuso resistencia a su ejecución, y, ofreciendo la
cabeza, se limitó a pedir que se le matara con corrección. También serían
eliminados su hermano, Quinto, y su sobrino; sólo sobrevivió su hijo Marco
Tulio.
Sobre
la muerte de Cicerón y lo que hizo Fulvia, esposa de Marco Antonio, cuenta Dion
Casio:
Y
cuando les enviaron la cabeza de Cicerón (pues cuando huía fue apresado y
degollado), Antonio, después de dirigirle muchos y desagradables improperios,
ordenó que la colocaran en un lugar destacado, más visible que las demás, en la
tribuna de oradores , allí desde donde había pronunciado tantas soflamas contra
él, y allí se podía ver junto con su mano derecha, que le había sido amputada,
y Fulvia cogió la cabeza con las manos, antes de que se la llevaran, y,
enfurecida con ella y escupiéndole, la colocó sobre las rodillas y abriéndole
la boca le arrancó la lengua y la atravesó con los pasadores que utilizaba para
el pelo, al tiempo que se mofaba con muchas y crueles infamias.
Cicerón. Parte VII. Guerra civil y actitud frente a César.
Guerra civil y actitud frente a César
En
50 a. C., a su regreso a la capital, una grave crisis política enfrentaba a
César y a los conservadores liderados por Pompeyo. Cicerón se alineó con el
picentino intentando sin éxito no distanciarse en exceso de César.
Cuando
César comenzó la invasión de Italia (49 a. C.) Cicerón huyó de Roma como la
mayoría de los senadores, escondiéndose en una de sus mansiones campestres. Su
correspondencia con Ático expresa el desconcierto y las dudas que le
atormentaron. Consideró el estallido del conflicto un desastre,
independientemente de quien saliera vencedor.
César,
que pretendía reunir a los senadores moderados, le escribió y le visitó en su
villa, pidiéndole que volviera a la capital en calidad de mediador. Cicerón
rechazó la propuesta declarándose leal partidario de Pompeyo, con el que acabó
reuniéndose en el Epiro.
Plutarco
escribe que Catón le recomendó permanecer en Italia, donde sería más útil para
la República; el orador, consciente de que estas palabras evidenciaban su
escasa importancia, decidió no intervenir directamente en los combates, y,
después de Farsalia (48 a. C.), volvió a la capital y se reconcilió con César.
En una carta a Varrón escrita el 20 de abril de 46 a. C. explica su papel
durante la dictadura:
Si
nadie se sirve de nosotros, escribiremos y leeremos sobre la constitución del
Estado, y si no pudiéramos en la Curia y el Foro trataremos de servir a la
patria con nuestros escritos y en nuestros libros.
Cicerón
se recluyó en su residencia de Tusculum, donde se dedicó a escribir prosa y
poesía, y a traducir las obras de los sabios helenos. En 46 a. C. se divorció
de Terencia, para poco después contraer matrimonio con Publilia. La muerte por
sobreparto de su hija mayor, Tulia (en febrero de 45 a. C.), a la que estaba
muy unido, le causó una enorme pena, que plasmó en varias epístolas, y en la
parte de las Quaestiones Tusculanae que trata sobre el dolor del alma. Se
divorció de nuevo al ver que Publilia recibía con regocijo la noticia del
fallecimiento de la hijastra.
u
relación con César se tornó cada vez más distante. El dictador no era el modelo
de líder ilustrado del que Cicerón escribe en De Republica, pero tampoco el
cruel tirano que temía el orador; independientemente, ahora era el dueño
absoluto de la República y nada parecía poder hacerse.
Dedicó
un panegírico a Catón, al que llama «el último republicano», con lo que intentó
desmarcarse políticamente de la administración. César le respondió mediante la
publicación del Anticatón, una colección de acusaciones al pretor. Cicerón
alabó la calidad literaria del escrito concluyendo un «duelo entre iguales» en
palabras del orador.
En
diciembre de 45 a. C. César y su séquito cenaron en la villa que Cicerón tenía
en Pozzuoli. Para consuelo del orador, César quería una reunión distendida con
una conversación culta e interesante en la que únicamente se tocaron temas literarios.
Cicerón. Parte VI. Proconsulado en Cilicia.
Proconsulado en Cilicia
En
53 a. C. el Senado impuso un intervalo de un lustro entre el desempeño de una
magistratura y el de la promagistratura provincial correspondiente para evitar
que los políticos recuperaran el dinero que invertían en las campañas electorales
expoliando el territorio. Debido a la carencia de líderes en 51 a. C. los
senadores decidieron enviar a administrar las provincias a excónsules que
habían renunciado a ellas en el pasado. Cicerón, que rechazó su procónsulado en
Macedonia, marchó a Cilicia —una pequeña provincia romana localizada en Asia
Menor— donde se desempeñó sin entusiasmo, pero con rectitud.
En
esta época Cilicia ocupaba el territorio correspondiente a Licia, Panfilia,
Pisidia, Licaonia y la recién anexionada Chipre.
Levert
escribe que Cicerón aprovechó la ocasión para poner en práctica su ideal de cómo
administrar una provincia, basado en la paz y la equidad, esencialmente
tributaria: visitó a los líderes de las poblaciones de todo el territorio,
suprimió los impuestos abusivos, moderó la tasa de interés usuraria y entabló
relaciones diplomáticas amistosas con Deiotaro I de Galacia —rey de Galacia— y
Ariobarzanes de Capadocia. Asimismo, tuvo que aplastar una revuelta en el Monte
Amanos, próximo a Siria, donde Antioquía estaba amenazada por las incursiones
de los partos; para ello reclutó numerosas tropas y nombró legatus a su
hermano, veterano de Guerra de las Galias. Tras dos meses de sitio tomó la
ciudad de Pindenissus, centro de la insurrección, con lo que precipitó la
capitulación de los sediciosos. Terminado el combate, los soldados aclamaron al
orador como imperator, por lo que éste podía reclamar la celebración de un
triunfo.
Durante
el gobierno, tuvo desavenencias con su cuestor Lucio Mescinio Rufo.
Cicerón. Parte V. Crisis.
Crisis
En
62 a. C., muerto ya Catilina, decidió retirarse momentáneamente de la política,
dominada entonces por radicales ambiciosos; este retiro acabó en 60 a. C.,
cuando declaró su oposición al triunvirato que constituyeron César, Pompeyo y
Craso. En 59 a. C., año del consulado de César y Bíbulo, éste intentó
neutralizar al orador nombrándole comisario responsable del reparto de las
tierras de Campania entre los veteranos que combatieron contra Mitrídates. No
obstante, Cicerón consideró que lo más prudente era rechazar el puesto.
En
marzo de 58 a. C. sus adversarios políticos encabezados por Pisón y Clodio —con
el que se enemistó durante el escándalo de la Bona Dea (62 a. C.)— le acusaron
de asesinar ciudadanos romanos ilícitamente durante su consulado y coaccionaron
a los senadores para que decretaran su exilio en Dirraquio (Durazzo). Lucio
Ninnio Cuadrato, tribuno de la plebe aquel año, se opuso al destierro; a
primeros de junio presentó una moción para el regreso del arpinate. El 25 de
enero de 57 a. C. ocho tribunos de la plebe encabezados por Quinto Fabricio
propusieron una ley para su regreso que se vio obstaculizada por Clodio. Sin
embargo, ese mismo año otros tribunos de la plebe (entre los que se encontraba
Quinto Numerio Rufo) se opusieron a su retorno.
En
56 a. C. Milón impulsó el retorno del orador, que inmediatamente reanudó su
actividad como letrado en los procesos contra Publio Sestio —Pro Sestio— y
Celio —Pro Caelio— implicados en los disturbios provocados por las bandas de
Clodio y Milón. Cicerón se obstinó en reconstruir su casa —e incluso los
senadores le indemnizaron con dos millones de sestercios— pero recuperar los
terrenos iba a resultar problemático después de que Clodio erigiera un templo
allí; cuando presionó para que se eliminara el carácter sacrosanto del
edificio, Clodio —que en ese momento era edil— le acusó de sacrilegio ante los
ciudadanos y ordenó a sus hombres que impidieran el desarrollo de las obras e
incendiaran la vivienda de su hermano. Finalmente Pompeyo decidió intervenir
para restablecer el orden.
Cicerón
correspondió el auxilio de los triunviros con un discurso en el que apoyaba la
ampliación de cinco años del proconsulado de César en la Galia que propuso
Trebonio: la Lex Trebonia.
Pompeyo
el Grande.
La
lucha política se trasladó a la calle, donde simpatizantes de uno y otro lado
—'optimates y populares— provocaron violentos disturbios que empañaron el
desempeño ordinario de las elecciones.
En
52 a. C. Clodio murió asesinado en uno de estos altercados; Cicerón aceptó el
caso como letrado de Milón, acusado de ordenar la muerte de su adversario. No
obstante, el clima político era tan tenso que no pudo desempeñarse
correctamente durante el proceso y perdió. Milón evitó la condena
autoexiliándose en Massilia. Cicerón publicará años más tarde el Pro Milone,
uno de los discursos más célebres del orador.
Cicerón. Parte IV. El año 63 a. C.
El año 63 a. C.
Cuando
más próximo estaba a los optimates obtuvo el consulado imponiéndose en las
elecciones a Catilina (63 a. C.) con la ayuda de su hermano Quinto. Con ello se
convertía en el primer cónsul homo novus en treinta años, lo que irritó a
ciertos aristócratas:
...
porque hasta entonces lo más de la nobleza no le podía ni oír nombrar; y
juzgaba que sería como degradar el consulado, si un hombre de su esfera, aunque
tan insigne, llegase a conseguirle.
Como
cónsul se opuso a un proyecto del tribuno radical Rulo, en virtud del cual
debía constituirse una comisión de diez miembros con amplios poderes que sería
responsable de dividir el ager publicus. Obtuvo la neutralidad del otro cónsul
—Híbrida— muy vinculado con Catilina, al prometerle el procónsulado de la
provincia de Macedonia para el próximo año. Su discurso De lege agraria contra
Rullum supuso el rechazo de la proposición.
Catilina,
derrotado nuevamente en las elecciones consulares de octubre de 63 a. C.,
decidió encabezar un golpe de Estado del que Cicerón sería informado.18 El 8 de
noviembre denunció a Catilina en el Senado; iniciaría su discurso - la primera
Catilinaria - diciendo:
Quousque
tandem abutere, Catilina, patientia nostra? [¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás
de nuestra paciencia?]
Ese
mismo discurso contuvo una conocida sentencia del orador, célebre incluso en
nuestros días:
O
tempora, o mores! [¡Oh tiempos, oh costumbres!].
Consciente
de que era cuestión de tiempo que le detuvieran, Catilina optó por marcharse a Etruria
y encabezar desde allí a los insurrectos; en la capital quedaron numerosos
cómplices del rebelde, a los que encomendó llevar a cabo el levantamiento en la
ciudad.
El
9 de noviembre Cicerón publicó una nueva Catilinaria y declaró que no tomarían
represalias contra los sediciosos que se entregaran en el acto. Ese mismo día
los senadores aprobaron el senatus consultum de re publica defendenda, decreto
adoptado en los tiempos de crisis que autorizaba a los líderes del Estado a
reclutar tropas, combatir, contar con los recursos necesarios, y convertirse en
la máxima autoridad civil y militar.
La
crisis se acentuó cuando Sulpicio y Catón acusaron a Licinio Murena —cónsul
electo para 62 a. C.— de comprar votos. Era inviable cancelar el resultado de
las elecciones y llevar a cabo otra nuevas, por lo que Cicerón decidió actuar
como letrado de Murena —Pro Murena— durante el proceso, en el que ironizó
acerca del inflexible estoicismo de Catón en situaciones extremas:
Si
todas las faltas son iguales, todo delito es un crimen; estrangular a un padre
no es más que ser culpable de la muerte de una gallina...
Los
conspiradores aprovecharon el proceso para comenzar el reclutamiento de
hombres. Contactaron con los alóbroges con la promesa de concederles beneficios
fiscales si iniciaban una revuelta en la Galia Narbonense, pero estos
decidieron alertar a los senadores. Cicerón les ordenó que solicitaran a los
traidores una copia escrita con las reformas a las que se comprometían, a lo que
éstos accedieron. Con estas pruebas tan evidentes el cónsul denunció públicamente
a los cinco conspiradores, entre los que se encontraba el ex-cónsul y pretor
Léntulo Sura.
En
uno de los debates los senadores —inspirados por la cuarta catilinaria— ordenaron
la muerte de los rebeldes, privándoles del derecho a un proceso. César propuso
la cadena perpetua, pero la opinión de Cicerón, al que apoyó Catón, prevaleció.
Catilina moriría poco después en Pistoia.
En
adelante Cicerón quiso ser reconocido como el salvador del Estado —Catón le
llamó pater patriae («padre de la patria»)— e intentó que los romanos no
olvidaran nunca el modo en que actuó durante su consulado.
Cicerón. Parte III. Comienzos de su carrera política
Comienzos de su carrera política
Empezó
su carrera política en 75 a. C., cuando alcanzó el cuestorado —primer paso del
cursus honorum— en Lilibea (Sicilia). No obstante en 70 a. C. es cuando
comienza a ser reconocido a raíz del proceso contra Verres; Cicerón representó
a los sicilianos que acusaron a éste, exadministrador de la provincia, de estar
implicado en múltiples casos de corrupción y en el robo de obras de arte. El
discurso de Cicerón resultó tan contundente que Verres, aunque estaba
representado por el más célebre orador de la época —Hortensio— se exilió
voluntariamente en Massilia (Marsella) inmediatamente después de esta primera
intervención —la llamada actio prima—.
En
69 a. C. obtuvo la edilidad y en 66 a. C. la pretura. Ese mismo año defendió el
proyecto de ley del tribuno de la plebe Manilio, que proponía conceder a
Pompeyo el mando de la lucha contra Mitrídates; el discurso que pronunció —De
Lege Manilia— le distanció de los conservadores (optimates) que se opusieron al
proyecto. En ese momento Cicerón decidió liderar una «tercera vía», la de los
«hombres buenos» —boni viri— entre el conservadurismo de los optimates y el
«reformismo» radical de los populares; como consecuencia, la aparición en
escena de populares como César o Catilina le llevó a acercarse nuevamente a los
conservadores.
Cicerón. Parte II. Biografía. Formación.
Biografía
Formación
Cicerón
nace el 3 de enero de 106 a. C. en Arpinum (Arpino), un municipio localizado a
110 kilómetros de la capital, en el seno de una familia plebeya elevada al ordo
equester, electoralmente perteneciente a la tribu Cornelia. El padre del orador
era un caballero cuya delicada salud imposibilitaba la realización de cualquier
aspiración política, a causa de lo cual decidió permanecer en el campo, donde
se dedicó a la literatura. De su madre conocemos el nombre, Helvia, la certeza
de su pertenencia a una gens notable que contaba con dos pretores, y su
temprana muerte; en una carta a su hermano Quinto, Cicerón la describe como la
clásica matrona romana. El origen de su cognomen', Cicerón —de cicer, esto es,
«garbanzo»—, no es claro; según Plutarco provenía de un ancestro suyo cuya
nariz tenía esa forma, pero también pudiera ser que la familia comerciara de
antiguo con estas legumbres.
Cuando
era niño le enviaron a Roma para estudiar Derecho con los más importantes
letrados del momento, como Escévola —entre cuyos alumnos se encontraban Mario
el Joven, Sulpicio y Ático— o Craso Orator. Gracias a este último entró en
contacto con Arquias (Aulus Licinius Archias), un poeta de Antioquía del que
aprendió lo esencial de la literatura helena y adquirió el placer de la poesía.
Quizá haya escrito su primera poesía a los catorce años (92 a. C.) Pontius
Glaucusb lo que al parecer da verosimilitud a las palabras de Plutarco que le
consideraba un alumno sobresaliente y precoz.
Asimismo,
maestros como Filón de Larisa o Diodoto le brindaron una sólida formación
filosófica. Como todos los ciudadanos romanos, a los diecisiete años comenzó el
servicio militar bajo las órdenes de Pompeyo Estrabón —padre de Pompeyo—
durante la Guerra Social. Cuando terminó el conflicto (81 a. C.) retomó los
estudios.
Haría
su estreno como letrado ese mismo año con el Pro Quinctio, sobre un problema
sucesorio. En 79 a. C. pronunció el Pro Roscio Amerino, en el que había un
ataque implícito al dictador Sila.c La increíble actuación del orador, que
posibilitó que Roscio resultara libre, le llevó a determinar que lo más
prudente era mantenerse apartado de la ira de Sila durante un tiempo, por lo
que marchó a Grecia (79 a. C.-77 a. C.).
El
primer año recibió las enseñanzas de Antíoco de Ascalón —académico ecléctico y
sucesor de Filón de Larisa, muy marcado por la doctrina aristotélica y
estoica—, Zenón y Fedro —epicúreos— en Atenas; y entre 78 y 77 a. C del estoico
Posidonio de Apamea y del retórico Apolonio Molón en Rodas. En Atenas trabó
amistad con Ático, con quien mantendrá el contacto por correspondencia durante
el resto de su vida.
Por
los muchos maestros que tuvo Cicerón, aplicó distintas concepciones en la
resolución de problemas éticos. Sus planteamientos relativos a la moral eran
cercanos al estoicismo, mientras que en gnoseología defendía un escepticismo
moderado; todo ello desembocará en el eclecticismo presente en su obra, en el
que sintetizará la tradición clásica que reescribirá en latín.
Finalizado
el periodo de formación retórica y filosófica retornó a la capital y se casó
con Terencia. Fruto de este matrimonio nacieron Tulia —esposa en su tercer y
último matrimonio, de Cornelio Dolabela— y Marco.
Cicerón. Parte I.
Cicerón
Marco
Tulio Cicerón (en latín, Marcus Tullius Cicero;a Arpino, 3 de enero de 106 a.
C.-Formia, 7 de diciembre de 43 a. C.) fue un jurista, político, filósofo,
escritor, y orador romano. Es considerado uno de los más grandes retóricos y
estilistas de la prosa en latín de la República romana
Reconocido
universalmente como uno de los más importantes autores de la historia romana,
es responsable de la introducción de las más célebres escuelas filosóficas
helenas en la intelectualidad republicana, así como de la creación de un
vocabulario filosófico en latín. Gran orador y reputado abogado, Cicerón centró
—mayoritariamente— su atención en su carrera política. Hoy en día es recordado
por sus escritos de carácter humanista, filosófico y político. Sus cartas, la
mayoría enviadas a Ático, alcanzaron un enorme reconocimiento en la literatura
europea por la introducción de un depurado estilo epistolar. Cornelio Nepote
destacó la riqueza ornamental de estas cartas, escritas «acerca de las
inclinaciones de los líderes, los vicios de los comandantes y las revoluciones
estatales», que transportaban al lector a esa época.
Constituido
en uno de los máximos defensores del sistema republicano tradicional combatió
la dictadura de César haciendo uso de todos sus recursos. No obstante, durante
su propia carrera no dudó en cambiar de postura dependiendo del clima político.
Esta indecisión es fruto de su carácter sensible e impresionable. Intemperante,
era propenso a reaccionar de manera excesiva ante los cambios. El escritor
Asinio Polión escribió de él:
¡Ojalá
hubiera sido capaz de soportar la prosperidad con mayor autocontrol y la
adversidad con mayor energía!
Notas del autor.
¿Que te parece el sitio?
Mira lo único que hago es traer información a este lugar, mi rincón por así decirlo.
No busco nada mas que agrupar el conocimiento aquí, si bien has encontrado este lugar por coincidencia o por recomendación te agradezco que estés aquí.
Aunque no hay mucho que hacer, cada día es un día mas de sabiduría y uno mas que perdemos.
Al menos este sitio me sirve como un hogar, donde puedo publicar a gusto y compartir el conocimiento con aquellos que lo buscan.
Mira lo único que hago es traer información a este lugar, mi rincón por así decirlo.
No busco nada mas que agrupar el conocimiento aquí, si bien has encontrado este lugar por coincidencia o por recomendación te agradezco que estés aquí.
Aunque no hay mucho que hacer, cada día es un día mas de sabiduría y uno mas que perdemos.
Al menos este sitio me sirve como un hogar, donde puedo publicar a gusto y compartir el conocimiento con aquellos que lo buscan.
Marco Julio Severo Filipo
Marco Julio Severo Filipo
Marco
Julio Severo Filipo (en latín, Marcus Iulius Severus Philippus) (n 237; † 249),
conocido como Filipo II o Filipo el Joven, fue el hijo y heredero al trono del
emperador romano Filipo el Árabe con su esposa, la emperatriz romana, Marcia
Otacilia Severa. Conforme a las pruebas numismáticas que aún perduran, tuvo una
hermana llamada Julia severa o Severina, que la literatura existente no
menciona.
Cuando
su padre se convirtió en emperador en el 244, él fue nombrado César. En el 247
se convirtió en Cónsul, y posteriormente fue elevado por su padre al rango de
Augustus y co-gobernante.
Su
padre fue muerto en batalla por su sucesor Decio en el 249. Cuando la noticia
de su muerte llegó a Roma, Filipo II fue también muerto por la guardia
pretoriana; murió en los brazos de su madre a la edad de once años.
Filipo II | ||
---|---|---|
Emperador del Imperio romano | ||
Busto de Filipo II | ||
Información personal | ||
Nombre secular | Marco Julio Severo Filipo | |
Reinado | 247 - 249 | |
Nacimiento | 237 | |
Fallecimiento | 249 Roma | |
Predecesor | Filipo el Árabe | |
Sucesor | Decio | |
Familia | ||
Padre | Filipo el Árabe | |
Madre | Marcia Otacilia Severa |
https://es.wikipedia.org/wiki/Marco_Julio_Severo_Filipo
Marco Aurelio
Marco Aurelio
El
último gran exponente de la doctrina estoica fue el emperador Marco Aurelio. La
celebración de la interioridad se evidencia claramente en su obra Meditaciones
(ca. 170), que literalmente se titula "para sí mismo" (en el griego
original, Τὰ εἰς ἑαυτόν-Ta eis heauton-).
Frente
al sinsentido del mundo y su realidad caduca, la única vía que queda al sabio
es replegarse en sí mismo, lo que da significado a la propia existencia
individual. Al igual que en Séneca, en Marco Aurelio el concepto de hombre es
tripartito: además del cuerpo (corpus en latín o soma en griego) se compone de
otras dos partes, el espíritu (spiritus en latín o pneuma en griego, el
"soplo vital") y el alma (anima en latín, psique en griego, la sede
de las actividades intelectivas y que es la considerada superior
-"hegemónica"-, un nivel que denomina con las palabras griegas logos,
hegemonikón y nous, es el verdadero "yo", mientras que cuerpo y
espíritu son más bien propiedades de ese "yo").
Como emperador, cumple estoicamente el deber que
le impone su papel político, pero siente la inutilidad y el sinsentido de las
acciones que no cambiarán la irracionalidad que opera en el mundo humano:
Se buscan retiros en el campo, en la costa y en el
monte. Tú también sueles anhelar tales retiros. Pero todo eso es de lo más
vulgar, porque puedes, en el momento que te apetezca, retirarte en ti mismo. En
ninguna parte un hombre se retira con mayor tranquilidad y más calma que en su
propia alma; sobre todo aquel que posee en su interior tales bienes, que si se
inclina hacia ellos, de inmediato consigue una tranquilidad total. Y denomino
tranquilidad única y exclusivamente al buen orden. Concédete, pues, sin pausa,
este retiro y recupérate. Sean breves y elementales los principios que, tan
pronto los hayas localizado, te bastarán para recluirte en toda tu alma y para
enviarte de nuevo, sin enojo, a aquellas cosas de la vida ante las que te retiras.
Porque, ¿contra quién te enojas? ¿Contra la ruindad de los hombres? Reconsidera
este juicio: los seres racionales han nacido el uno para el otro, la tolerancia
es parte de la justicia, sus errores son involuntarios. Reconsidera también
cuántos, declarados ya enemigos, sospechosos u odiosos, atravesados por la
lanza, están tendidos, reducidos a ceniza. Modérate de una vez.
Marco Aurelio, Meditaciones, IV. 3
Busto de Marco
Aurelio.
Epicteto
Epicteto
El
sentimiento de la interioridad y la religiosidad presente en Séneca y el
estoicismo vuelven a aparecer en Epicteto, griego liberto que fundó una escuela
de filosofía en Nicopolis, de donde llegó a Roma en el año 93 junto a otros
filósofos. Su Manual, obra en la que uno de sus discípulos (el romano Flavio
Arriano) recogió sus máximas, será considerado un breviario de sabiduría y
espiritualidad en las edades Media y Moderna.
Tema
central de su filosofía es la distinción entre las cosas que están en nuestro
poder y las que no. Entre las primeras se encuentran "la opinión, el
movimiento del ánimo, el apetito, la aversión; en resumen, todas esas cosas que
son nuestros propios actos". Las otras son los bienes externos que, al no
estar en nuestro poder, es inútil y sin sentido buscarlos, sea porque son
corruptibles y contingentes, sea porque para obtenerlos nos debemos someter al
poder de quien los detente, perdiendo así el bien supremo del hombre: la
libertad.
Época altoimperial
Época altoimperial
El ascenso de Augusto al principado, que relegó al Senado y estableció
el Alto Imperio romano, marcó el fin del proyecto cultural y político de
Cicerón. La filosofía si hizo cada vez más independiente de la política y
adquirió tonos individualistas ligados a la ética y el arte de vivir. Primero
fue el epicureísmo el que conoció una breve fase de difusión, en particular en
los ambientes neotéricos que praticaban una moderada oposición al régimen de
Augusto, como el círculo de Mesala. Posteriormente fue el estoicismo el que se
impuso, especialmente a través de Séneca, como ideología más adecuada a la
nueva clase dirigente, y que se basaba en el rigor moral y el sentido del
deber, en lugar de la vida retirada y el distanciamiento de las cosas
prácticas, típicamente epicúrea. Entre tanto, el estoicismo se interesó cada
vez más en las meditaciones religiosas que en el mundo greco-romano se
mezclaron con intereses mágicos y mistéricos. En ese ambiente cultural se
incluyó la difusión de diferentes religiones orientales, entre ellas el
cristianismo; y desde el siglo II tuvieron un gran desarrollo las corrientes de pensamiento gnóstico.
Busto de Séneca, por
Rubens.
Si el alma está enferma y padece por sus propios
vicios, por sí misma puede terminar sus miserias. Diré al que cae en manos de
un tirano, cuyas saetas apuntan al corazón de sus amigos; a aquel, cuyo señor
alimenta a los padres con las entrañas de sus hijos: ¿por qué gimes, insensato,
por qué esperas a que un enemigo acuda a vengarte con la ruina de tu país, o a
que llegue poderoso rey de lejanas comarcas? A cualquier parte que mires
encontrarás fin a tus males. ¿Ves aquel precipicio? por allí se baja a la
libertad. ¿Ves esa mar, ese río, ese pozo? en el fondo de sus aguas tiene
asiento la libertad. ¿Ves aquel árbol pequeño, retorcido, siniestro? en él está
suspendida la libertad. ¿Ves tu cuello, tu garganta, tu corazón? salidas son
para huir de la esclavitud. Pero te mostramos caminos demasiado penosos, y que
exigen mucho valor y fuerza. ¿Buscas fácil vía a la libertad? en cada vena de
tu cuerpo la tienes.
Séneca, De ira, III, 15.
La
difícil relación entre los filósofos y el poder imperial, el declive de la vida
política libre, obligaron a Séneca a continuos compromisos entre el rigor moral
del estoicismo y la mediación política.
En
el año 55-56, en su obra De clementia, proponía a Nerón asumir la función de
monarca filántropo, formado a través de la enseñanza de la filosofía; pero
apenas cinco años después, en De otio, ya había renunciado a tal proyecto, en
vista del despotismo del emperador, renuncia a cualquier tentativa de educación
filosófica y se refugia en la acción del sabio en la vida social, sin ningún
tipo de ilusiones en la creación de un Estado ejemplar guiado por los
filósofos.
Del
estoicismo Séneca toma el tema de la racionalidad universal que hay en la
naturaleza y en Dios, de la felicidad del sabio que sigue la razón, del
cosmopolitismo que hace hermanos a todos los hombres y de la autarquía que hace
al sabio libre y autosuficiente.
Pero
entre el sabio y la multitud de los estultos hay un abismo que dificulta
cualquier progreso de la vida civil y moral. De esta concepción pesimista se
libra solo el papel de la filosofía como salvación última, como pedagogía del
hombre a sí mismo, centrada en los nobles ideales de la libertad interior, que
da la felicidad, y como educación del género humano, a la que Séneca si dedica
en sus epístolas filosóficas.
Vuelve
el tema del diálogo platónico, el coloquio del filósofo con sí mismo y con los
demás.
Entre
los varios temas que trata, con las inevitables oscilaciones de su pensamiento
no sistemático, destacan los de la felicidad, el dolor, la vejez, la muerte y,
especialmente, la esclavitud, que presenta como una institución privada de toda
base jurídica, natural y racional. Considera al esclavo como a cualquier otro
ser humano; en el fondo la verdadera esclavitud es la que sujeta al hombre a
las pasiones y los vicios. Todos somos esclavos espiritualmente, y sólo la
filosofía puede liberarnos.
También
considera las diferencias sociales: "¿Qué significa caballero (equites),
liberto, esclavo? Son palabras nacidas de la injusticia. De todos los rincones
de la tierra se levantan hacia el cielo." (Epístolas, 31).
El
suicidio es la última elección libre cuando el contraste entre la libertad del
filósofo y la irracionalidad de la vida se hace irresoluble.
Pensamiento político
Pensamiento político
El
Estado se rige por leyes fundadas en la ley natural. La naturaleza impone a
todos vivir según la naturaleza y la razón en este orden legal-racional que
pone a cada uno en el ámbito de una función social propia. La naturaleza igual
de los hombres, idea estoica, no era tal para Cicerón: en su modelo político,
el ciudadano, limitado por la pertenencia a su ámbito social, debe contribuir a
instaurar la iustitia ("justicia") y la concordia
("concordia"). El Estado ideal para Cicerón se identifica en la
práctica con las formas políticas desarrolladas a través de la historia de la
Roma republicana que, siguiendo la interpretación del círculo de Escipión (a
través de Polibio), se expresan en una constitución mixta de las formas de
gobierno clásicas, en la que están presentes el consulado (parte
"monárquica"), el Senado (parte "aristocrática") y los
comicios populares (parte "democrática").
Probabilismo
Yo no soy uno de esos cuyo ánimo vaga en la
incertidumbre y no sigue principios constantes. ¿Qué sería del pensamiento, o
más bien de la vida, si quitásemos el método, no sólo de razonar, sino también
de vivir?.
Cicerón, De officiis, II, 7.
Cicerón
demanda certezas, pero al mismo tiempo no acepta los contrapuestos dogmatismos
que generan fanatismo, por lo que prefiere orientarse hacia un moderado
escepticismo.
La
experiencia común y el sentido común, el consenso sobre la verdad compartida
por todos, no son suficientes para construir ninguna doctrina; pero aunque no
ciertos, son probables, y bastan para guiar un ideal político.
El eclecticismo de Cicerón
El eclecticismo de Cicerón
¡Filosofía, guía de la existencia! Indagadora de la
virtud victoriosa adversaria de los vicios... Tú has hecho nacer la ciudad, has
llamado a reunirse a los hombres que vegetaban dispersos, les has unido en la
convivencia social... tú has revelado a los hombres la posibilidad comunicativa
del lenguaje y de la escritura. Has inventado las leyes, has suscitado la
comunidad, has dictado los deberes.
Marco Tulio Cicerón, Tusculanae disputationes, V, 2,
5-6.
La
característica fundamental de la filosofía romana es su fin práctico-político:
señalar un ideal de vida para el individuo y la sociedad. Correspondientemente
al menosprecio de la teoría y el interés por los reflejos prácticos de las
especulaciones racionales, los romanos entraron en contacto con una filosofía
griega ya adecuada a su mentalidad. La parte del pensamiento griego con el que
entraron en contacto los romanos era el de la época helenística, en la que
prevalecía el escepticismo filosófico y se habían abandonado los antiguos y
ambiciosos objetivos del conocimiento y de la metafísica de los grandes
filósofos de la época clásica.
Busto de Cicerón.
|
La
escuela estoica se había introducido en Roma por Panecio de Rodas, que la había
atenuado de sus rigores con la introducción de aportes platónicos y
aristotélicos, dejándola así adaptada a las exigencias de formación cultural de
la clase dirigente romana. La exigencia estoica de vivir según la naturaleza se
transformó en la de vivir según las capacidades que la propia naturaleza nos ha
dado, por las cuales el sabio se realiza moralmente participando en el gobierno
del Estado como miembro de la más amplia comunidad racional que se expresa en
la vida social y política.
El
propio Cicerón tuvo oportunidad de seguir en Roma, hacia el año 88 a. C., al
filósofo Filón de Alejandría, que sostenía un dogmatismo ecléctico de la
Academia tardía, en la que el platonismo se integraba con elementos
aristotélicos y estoicos. Aunque venía atenuado, el estoicismo era acusado de
imposibilitar no sólo el conocimiento, sino también la vida cotidiana. La
postura ciceroniana será que, aunque es siendo cierto que los sentidos engañan,
también lo es que la verdad se puede comunicar con el recto uso de la razón.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)