Cínicos
La risa
La risa abundante y reiterada
garantiza una vida saludable,
si bien no la eternidad.
El
cinismo es una de las manifestaciones más radicales de la filosofía y también
de las más incomprendidas. Los cínicos consideran que la forma de vivir es parte
fundamental de la filosofía e inseparable de su manera de pensar.
Sin
embargo, no todos los integrantes de este movimiento tienen las mismas
actitudes externas ni los mismos comportamientos, por lo que a veces se habla
de filosofía cínica, otras veces de actitud cínica y otras simplemente de
locura.
El
término cínico es uno de esos términos que han ido perdiendo su significado
original y transformándose en otro distinto al que tuvo en sus orígenes. Tanto
es así que hay algunas propuestas para usar los términos quínico o kínico, con
el fin de diferenciar claramente el concepto de cínico en su sentido original
del que se usa hoy en día, es decir, diferenciar en concepto de cínico en
sentido filosófico, de su sentido popular.
Filosóficamente
de lo que se trata, es de retomar o de pensar de un modo nuevo y diferente
algunos temas antiguos, ya que el paso del tiempo ha cambiado completamente su
significado, su origen y desarrollo han sido velados, para llegar a significar
hoy, poco más que un insulto.
El
cinismo es una filosofía teórica y una práctica, pero también una forma de
vida, aunque esta carácterística se empezó a perder enseguida, es una filosofía
que pretende alcanzar la felicidad mediante la sabiduría y la ascesis.
Uno
de los rasgos que diferencia al cinismo de otros movimientos es precisamente la
importancia que dan a la ascesis, la práctica continua del ejercicio mental y
físico, como camino para conseguir un estado de ánimo apropiado para alcanzar
la autosuficiencia, que les libere de los imprevistos y les endurezca para
permanecer impasibles ante "adversarios existenciales" como el
hambre, el frío o la pobreza, que no dependen de ellos. Esta actitud les
emparentaba con el estoicismo, aunque su desverguenza les volvía a alejar.
Se
pueden distinguir dos fases en el movimiento cínico: la primera fase se
desarrolló básicamente en Grecia, durante los siglos -IV y -III, la segunda
fase se desarrolló en las grandes ciudades del imperio romano: Roma, Alejandría
y Constantinopla, y duró desde los siglos I a V.
El
nombre de cínicos tiene dos orígenes diferentes asociados a sus fundadores. El
primero viene del lugar donde Antístenes solía enseñar, que era un gimnasio
llamado Cinosarges, que se puede traducir como el perro blanco o el perro
veloz. El segundo origen tiene que ver con comportamiento de Antístenes y de
Diógenes, que se asemejaba al de los perros, por lo cual la gente les apodaba
con ese nombre (kinicós). Está comparación viene por el modo de vida que habían
elegido estos personajes, por su idea radical de libertad, su desvergüenza y
sus continuos ataques a las tradiciones y los modos de vida sociales.
Sin
embargo, detrás de todo esto, el cinismo pretendía dar una respuesta individual
a la incertidumbre que se vivía en este periodo de crisis cultural,
manifestando su malestar y descontento, y también librarse de los caprichos de
la fortuna, guiando al individuo hacia la felicidad. Este camino no era fácil
así que se necesitaba un entrenamiento, una disciplina para a conseguir una
plena autonomía moral y a ser posible también física. Era característico de los
cínicos la transgresión continua, tanto de los valores tradicionales, como de
las normas sociales.
Los
cínicos tomaron como modelos a la naturaleza y los animales, los adoptaron como
ejemplos de autosuficiencia y basándose en ello propusieron un modelo de
comportamiento ético que consideraban fundamental para alcanzar la felicidad,
aunque esto solo era posible mediante una rigurosa disciplina física y mental.
Proponen la necesidad de la autoafirmación individual frente a una sociedad
alienante y coaccionadora.
El
cinismo es una forma de vivir, pero también de pensar y de expresarse, y como
no se han conservado las obras de los primeros cínicos, hoy son conocidos en
gran parte por dichos y anécdotas (chreiai), que fueron transmitidos en forma
de colecciones, la más usada es la de Diógenes Laercio, referencia fundamental
para el estudio no solo de los cínicos, sino de gran parte de la filosofía
anterior a su autor. Utilizaron recursos literarios diversos donde no faltan la
parodia, la sátira, la anécdota o la burla, pero siempre de forma escandalosa y
provocadora.
Invalidar la moneda en curso.
Según
la tradición antigua, Diógenes se vio obligado a abandonar Sinope, porque su
padre o él mismo (o ambos), se dedicaron a invalidar monedas, estropeándolas
con un punzón. A raíz de todo esto su padre fue encarcelado y Diógenes tuvo que
huir, o bien fue exiliado, no se sabe con certeza.
Relacionado
con este asunto se formó la leyenda de que Diógenes fue a consultar al oráculo
de Delfos, y recibió como respuesta a su pregunta el enigmático consejo de
invalidar la moneda, que se acabó convirtiendo en la consigna cínica, y en
metáfora de buena parte de su comportamiento.
Lo
cual podría ser considerado un antecedente lejano de la importante consigna
nietzscheana sobre la transvaloración de los valores. Invalidar los valores y
cambiarlos por otros fué uno de los retos que asumieron los cínicos y que
persiguieron con insistencia.
La libertad radical.
La
libertad radical es libertal de pensar, de acción y de palabra. El cínico se
diferenciaba de los demás por su desvergüenza radical, por adoptar modos de
vida que escandalizaban a su sociedad, por predicar la autosuficiencia, la
libertad de palabra y la austeridad como cosas necesarias para alcanzar la
tranquilidad de ánimo y con ello la felicidad.
Se
proclamaban cosmopolitas y liberados de cualquier obediencia a las
instituciones, convenciones o leyes, ya que estas son siempre locales, y ellos
se consideraban ciudadanos del mundo. En cualquier sitio se encontraban en su
casa.
La diferencia
... y que, como los perros,
unas veces movían el rabo
y otras veces mordían.
El
sabio cínico considera que para alcanzar la felicidad es necesario la libertad,
la autosuficiencia y el desapego. Los cínicos no estaban dispuestos a conceder
que la felicidad dependiera de cuestiones ajenas a sí mismos, la libertad está
en el centro de la forma de pensar cínica y se refiere a la libertad de acción
y a la libertad de expresión.
Una
parte importante de la tradición cínica se ha transmitido en forma de anécdotas
(chreia), lo cual no es de extrañar considerando cierta aversión por la
escritura de algunos de sus miembros, y la importancia de las
"performances" o acciones públicas características de los cínicos.
Hay varias colecciones de estas anécdotas, algunas de las cuales fueron
recopiladas por Diogenes Laercio en su libro.
Las
acciones más representativas son las atribuidas a Diógenes, tales como
masturbarse o defecar en público, mear encima de alguien, escupir a la gente o
hablar en favor del incesto y del canibalismo. Sin embargo, todos estos hechos
solo tienen validez porque son actos deliberados de protesta contra las
costumbres sociales y morales y porque los cínicos primitivos creían que era una
forma de enseñanza realizada
Las acciones.
La
teoría cínica proviene de la práctica y su fundamento se encuentra en la
exigencia de libertad frente a todo aquello que pueda esclavizarle. Como parte
de esta libertad radical se encuentra la libertad de palabra (parrhesia).
Esta
libertad de expresión es un rechazo de la polis y de la autoridad, porque va
directamente contra sus propias normas, asumiendo la posibilidad de recibir
severos castigos, incluso el exilio. La libertad de palabra utilizaba formas
que habitualmente llegaban a ser ofensivas.
Junto
con la libertad de palabra, otra característica del cínico es su desvergüenza
(anaideia). Aceptaban el apodo de perros porque lo tomaban precisamente como el
símbolo de su falta de vergüenza. Como parte de esta desvergüenza asumían el
desprecio por las convenciones y el placer.
El
cínico adopta un estilo de vida que representa su independencia y proclama la
necesidad de autosuficiencia (autarkeia) para conseguirla. Pero para lograr esta
autosuficiencia es preciso vivir de una manera sencilla, con deseos que puedan
ser satisfechos fácilmente y con las únicas pertenencias que uno pudiera
"salvar en caso de naufragio".
Los
cínicos concedían un gran valor a la austeridad y a la frugalidad y en esto se
asemejaban a los estoicos. Otra cuestión fundamental para el cinismo era la
práctica de ejercicio físico, porque la disciplina (askesis) les fortifica
frente a las adversidades imprevistas y aumenta su resistencia a vivir en la
intemperie. Acostumbrarse a cuidar de sí mismos, sin criados, seguir dietas
sencillas y vestir un simple manto y un bastón.
Los
cínicos proponen también una vida conforme a la naturaleza, tomando a los
animales como ejemplo de autosuficiencia. Los animales tienen pocas necesidades
y se adaptan rápidamente a la situación en que se encuentran. Diógenes vivía en
la polis, como si fuera un perro, con un comportamiento escandaloso para un ser
humano, aunque no todos los cínicos llevaron el compromiso a tales extremos.
La
imperturbabilidad (apatheia) es el ideal del sabio cínico, que vive alejado de
todo lo que le produce perturbación o angustia y es capaz de adaptarse con
indiferencia a las circunstancias. Y por último el cosmopolitismo cínico, que
está relacionado con la libertad de no pertenecer a ningún país, ni estar
obligado por las leyes, porque son regionales y lo que vale en un sitio no vale
en otros. También está relacionado con la oposición a la polis, porque la
naturaleza no tiene fronteras ni leyes.
El paso del tiempo.
Con
el paso del tiempo el comportamiento y la vida provocativa de los primeros
cínicos fue dando paso a un escándalo verbal y escrito. Teoría y práctica están
inseparablemente unidas en el cinismo, pero la importancia de una y otra no es
la misma, se dejarán a un lado el manto y el bastón, y lo que queda es la
escritura, pero no la vida cínica.
Antístenes
Antístenes
fue el prototipo de sabio austero y solitario, con una confianza radical en el
ser humano individual y una desconfianza total en las instituciones de
cualquier clase.
Fue
uno de los filósofos más relevantes de su época, discípulo de Sócrates, tuvo a
su vez una influencia decisiva en algunas de las escuelas que se formaron en
este periodo, tanto por sus teorías, como por su actitud y su forma de vida.
Es
considerado precursor de la escuela cínica a través de Diógenes y de Crates, y
de la escuela estoica a través de otro de sus seguidores, Zenón de Citio.
Antístenes nació en Atenas, entre los años -450 y -445 y murió en al año -366
(fechas aproximadas dependiendo de las fuentes).
Participó
en la batalla de Tanagra, con unos 20 años, de ahí la posible datación de su
nacimiento. Su padre fue un ciudadano ateniense y su madre una esclava tracia,
este mestizaje le impedía conseguir la ciudadanía ateniense, pero no parece que
esto le importunara demasiado, incluso ironizaba al respecto diciendo que
también la madre de los dioses era extranjera.
Comenzó
su andadura filosófica como discípulo del famoso sofista Gorgias, que como todo
sofista cobraba por enseñar, por lo cual se podría deducir que Antístenes o
bien gozaba de una posición económica desahogada o que él mismo ejercía de
sofista y cobraba por esto. En este mismo tiempo se inició también en los
misterios órficos. Sin embargo, su principal aprendizaje fue con Sócrates, de
quien se hizo discípulo y amigo hasta la muerte de éste.
Antístenes
estuvo presente en uno de esos raros momentos estelares de la filosofía que fue
la muerte de Sócrates, mientras discutían sobre la inmortalidad del alma y esperaban
a que llegara el momento de beber la cicuta que le causaría la muerte. La
tranquilidad del viejo maestro en tan decisivos momentos causó una profunda
impresión en todos los que estaban allí presentes y es muy probable que esto
influyera en la insistencia posterior de Antístenes en la ataraxía.
Un
buen día Antístenes decidió prescindir de todo lo superfluo y fundar su propia
escuela. Lo hizo en un gimnasio en las afueras de Atenas llamado cinosarges,
que quiere decir el perro blanco (perro raudo o veloz, según otras versiones),
dando lugar a la duda de si de esta circunstancia deriva el nombre de la
escuela cínica.
El
cambio es tan radical que se manifiesta también externamente, pasa a vestir un
manto, un zurrón y un bastón, indumentaria que se convierte en el uniforme del
cínico. Prescinde de una manera decisiva de todo lo que no puede llevar encima,
con la intención de librarse de los caprichos de la fortuna y regir su propio
destino.
El
objetivo es alcanzar la felicidad y esto se consigue si uno depende solo de sí
mismo. Lo fundamental para el cínico es la autarquía, es decir la independencia
de todo condicionamiento exterior, la autosuficiencia, que puede aprenderse
pero que requiere un esfuerzo.
Antístenes
pone como ejemplo al héroe Heracles (Hércules). Atrás queda todo aquello que
considera que ya no le pertenece al sabio, la familia, el dinero, la fama y
sobre todo sus antiguos pensamientos. En cierta ocasión afirmó que la mayor
dicha era sin duda, morir feliz. Antístenes vivía según su propia ley, la que
él mismo eligió para sí, de acuerdo con la areté personal que libremente
asumió.
Las
leyes establecidas, las convenciones sociales no eran para este sabio, que como
todos los cínicos despreciaba las normas, las instituciones, las costumbres y
todo lo que representa una atadura para el hombre.
Predicaba
una vuelta a la naturaleza como revulsivo a la domesticación social y cultural
que se imponía en las ciudades. Poseía una amplia cultura y escribió numerosos
libros, según Diógenes Laercio que los agrupa en 10 volúmenes y nos da el
título de casi 60 escritos, de los cuales actualmente tan solo se conservan dos
breves fragmentos (Sobre Ayax y Sobre Ulises).
Diógenes de Sinope
La
figura de Diógenes enseguida pasó a ser una leyenda de provocación y la imagen
del sabio cínico por excelencia, de aspecto descuidado, burlón y sarcástico. Su
forma de vida perruna, su estilo agresivo, su comportamiento siempre en contra,
le diferencian sin confusiones.
Vivía
en un tonel, buscaba a plena luz del día con un candil, nada menos que al
hombre, se masturbaba en público, comía carne cruda, escribía libros a favor
del incesto y del canibalismo. Si alguien es el prototipo de trasgresor, ese es
Diógenes de Sinope.
Nació
en Sinope (Asia Menor) entre los años -413 y -400 y murió en Corinto en el año
-323. Este mismo año es probable que murieran también Aristóteles y Alejandro
Magno. Su padre era banquero y cuenta Diógenes Laercio que un buen día decidió
consultar al oráculo y recibió como respuesta "invalidar la moneda en
curso", que como todas las respuestas del oráculo era enigmática, dicha
respuesta tenía al menos tres sentidos: falsificar la moneda, modificar las
leyes o transmutar los valores.
Diógenes
no quiso elegir e hizo las tres cosas, el resultado fue la expulsión y el
destierro de Sinope. “Ellos me condenan a irme y yo les condeno a ellos a
quedarse”, fue su irónico comentario.
Forzado
por estas circunstancias deambuló por Esparta, Corinto y Atenas, en esta ciudad
frecuentó el cinosarges y se hizo discípulo de Antístenes, optó por llevar una
vida austera y adoptó la indumentaria cínica, como su maestro.
Desde
sus comienzos en Atenas mostró un carácter apasionado, llegando Platón a decir
de él, que era un Sócrates que se había vuelto loco. Pone en práctica de una
manera radical las teorías de su maestro Antístenes. Lleva al extremo la
libertad de palabra, su dedicación es criticar y denunciar todo aquello que
limita al hombre, en particular las instituciones. Propone una nueva valoración
frente a la valoración tradicional y se enfrenta constantemente a las normas
sociales.
Se
considera cosmopolita, es decir, ciudadano del mundo, en cualquier parte se
encuentra el cínico como en su casa y reconoce esto mismo en los demás, por
tanto en mundo es de todos. La leyenda cuenta que se deshizo de todo lo que no
era indispensable, incluso abandonó su escudilla cuando vio que un muchacho
bebía agua en el hueco de las manos.
Conoció
a algunos de los filósofos y gobernantes de la época, se cuenta la anécdota de
que estando un día en las afueras de Corinto, se le acercó a Alejandro Magno y
ofreció concederle lo que quisiera, a lo que el filosofo respondió simplemente:
“apártate a un lado que me quitas el sol”. Esta anécdota pretende reflejar
claramente que el sabio no necesita nada de los poderosos, que está por encima
de las riquezas materiales y de la ambición del poder. Esta actitud crea una
radical separación con los políticos.
Todo
esto es posible pero se necesita un duro entrenamiento (askesis). Diógenes,
como todos los cínicos recomienda el entrenamiento para adquirir la areté,
ejercitarse tanto física como mentalmente para endurecerse y llegar a la
impasibilidad y a la autosuficiencia. La independencia se consigue con el
esfuerzo, como el viejo héroe Heracles, que sirve de ejemplo a los cínicos,
porque vive conforme a su propia valoración de las cosas y no según normas ni
convenciones impuestas desde fuera.
Escribió
algunos libros, que se han perdido, pero todos los indicios hacen suponer que
eran de carácter breve y en forma de máximas o sentencias agudas e irónicas,
según sus comentaristas.
Su
muerte, como no podía ser de otra manera, también es motivo de anécdotas. Según
algunos murió por su propia voluntad, suicidándose mediante la contención del
aliento, dueño de su destino y del momento de su muerte. Según otros murió de
las mordeduras de un perro, esta vez de los de cuatro patas o de una
indigestión por comer pulpo crudo. Y cuentan también otros que aún resuena el
eco de las carcajadas del sabio de vez en cuando y que sus amigos levantaron un
monumento en su honor, que consistía en una columna coronada por un perro de
mármol.
Otros fiósofos cínicos
Aparte
de Antístenes y de Diógenes, son conocidos otros filósofos cínicos como Crates
de Tebas, Metrocles e Hiparquia de Marinea y Onesícrito de Astipalea, entre los
principales. También hay otros cínicos menos conocidos, y finalmente exponemos,
solo en números, el catálogo integral de cínicos de M.-O-Goulet-Cazé.
Crates de Tebas
Crates
era un ciudadano adinerado y de buena posición social, que renunció a toda su
fortuna para hacerse filósofo cínico. Fue discípulo de Diógenes y maestro de
Zenón de Citio, el que luego fundara una de las escuelas más importantes de la
filosofía antigua, el estoicismo. Crates, a diferencia de su maestro, era un
hombre amable y tranquilo, que le valió el sobrenombre de "el
filántropo", así como el de "abrepuertas" porque la gente le
llamaba a sus casas para pedirle consejo y charlar con él.
Nació
en Tebas aproximadamente en el año -368, pero enseguida se marchó a Atenas,
para hacerse seguidor de Diógenes, murió hacia el año -288. Como todos los
cínicos predicaba la autarquía y la sencillez dando ejemplo con su vida y sus
actos, y aunque de estilo menos agresivo que sus predecesores, su actitud es la
misma que los demás.
Para
Crates la filosofía le libera de su esclavitud externa, en cuanto a la familia,
la propiedad o las costumbres sociales y le libera también de esclavitud
interna, de sus opiniones, manteniendo su radical libertad individual. Para
conseguir vivir feliz, es suficiente con lo mínimo, es esencial la frugalidad y
la distancia con las instituciones y las leyes.
Crates
escribió bastantes obras de literatura en las que consiguió mantener un buen
nivel y además las escribió casi siempre en verso, sus obras consisten en una
mezcla de poemas medio broma y medio serio, y parodias que escondían mensajes
éticos.
Pretendía
propagar los principios de Diógenes, de una manera atractiva, y probablemente
de esta manera consiguió llegar a una audiencia bastante amplia. Protagonizó
uno de los escándalos mas curiosos de la filosofía antigua: su historia de amor
con Hiparquia, filósofa cínica como él.
Metrocles e Hiparquia de Maronea
Fueron
dos hermanos que provenían de una familia rica de Maronea. Metrocles tuvo desde
muy temprano inquietudes filosóficas y gracias a que tenía bastante dinero pudo
dedicarse a ello sin problemas. Fue discípulo de Teofrasto y luego también de
Jenócrates.
Pero
no se sintió satisfecho hasta que encontró a Crates y se hizo discípulo suyo y
abandonó sus pertenencias. Fue conocido como un experto en la anécdota breve,
con ánimo de memorizar y utilizar como guía.
Poco
más se sabe de su vida, salvo que por su mediación, su hermana Hiparquia
conoció a Crates del que se enamoró, pero al principio este amor no fue
correspondido y ante esta situación le amenazó con suicidarse, al final y en
contra de las normas sociales de la época mantuvieron una relación cínica, que
incluía el mantenimiento de relaciones sexuales en público.
Hiparquia
es una de las pocas mujeres filósofas de la antigüedad (pero no la única), y
desde luego fue la única cínica. La dureza de tener que abandonar todas sus
pertenencias, vestir el manto cínico, llevar una vida como la de sus compañeros
y ser uno más no debió ser nada fácil, dadas las costumbres de la época. Sin
embargo su relación con su Crates, parece que fue de los más cordial y
compartían todo de igual a igual, incluido la filosofía.
Onesícrito de Astipalea
Su
vida transcurrió aproximadamente entre los años -380 a -300. Fue otro de los
discípulos importantes de Diógenes y el más viajero. Acompaño a Alejandro Magno
en una expedición la India, donde entró en contacto con los gimnosofistas
hindúes, a los que define como sabios o santones medio desnudos y a los que
comparó con los cínicos griegos.
Su
vida no fue la un auténtico cínico al estilo de sus predecesores, pero su
actitud y la propagación del cinismo hizo que Diógenes Laercio le incluyera en
su libro y su nombre figure en cualquier lista de cínicos.
Otros cínicos menos conocidos
Diogenes
Laercio aún menciona a otros tres filósofos en la lista de cínicos y a los que
trata más brevemente: Mónimo de Siracusa, que fue discípulo de Diógenes, Menipo
de Gadara, discípulo de Crates, Menedemo de Lampsaco y dos más en otras partes
de su libro: Bión de Boristenes (-335 a -245) que fue vendido como esclavo, y
acabó en Atenas estudiando filosofía con Crates y Estilpon de Megara (-360 a
-280) que pasó por la escuela cínica (es probable que fuera alumno de Diógenes)
y acabó fundando su propia escuela: la megárica.
De
los filósofos posteriores a Diógenes Laercio, solo destacaremos a Luciano de
Samosata que fue una mezcla de cínico y de epicúreo, escribió numerosa obras,
casi todas de carácter satírico, así como diálogos en algunos de los cuales
intervienen filósofos cínicos.
Catálogo integral de filósofos cínicos conocidos
M.-O.Goulet-Cazé,
en un excelente trabajo, ha elaborado un catálogo integral de los cínicos
conocidos, con un pequeño resumen de cada uno de ellos, dispuestos en 8 grupos:
83 cínicos cuya autenticidad histórica está comprobada, 14 cínicos anónimos, 10
personas cuya vinculación con el cinismo es incierta, 31 cínicos de las
pseudoepigráficas Epístolas cínicas, 13 cínicos casi con seguridad ficticios,
pero que aparecen en la literatura, 1 cínico por equivocación, 4 personas que
no fueron cínicas, pero a las que se conocía como perros, y por último varios
títulos en los que aparece la voz perro.
Conceptos
Las palabras permanecen,
los conceptos designados por ellas
no.
Algunos
conceptos griegos no tienen traducción directa al castellano, en otros casos la
palabra traducida no tiene nada que ver con el concepto original, por esto, y
por otras cosas, una de las ocupaciones de la filosofía es la aclaración, otros
prefieren usar el término elucidación, de conceptos.
Areté.
El
castellano actual no tiene ningún equivalente de esta palabra. Se suele
traducir por virtud, pero siempre con matizaciones. Virtud es una palabra
latina cuya traducción del griego perdió parte de sus connotaciones, y con el
uso que el cristianismo ha hecho de ella, ya no tiene nada de su significado
originario, por tanto apenas usaremos esta traducción. No tiene nada que ver
con el sentido posterior de bueno ni de virtud moral.
En
su origen tiene que ver con lo aristocrático, con la magnanimidad y la grandeza
de ánimo, con el que se exige a si mismo. Es el producto de una disciplina
consciente, reservada a los nobles y a los guerreros, unida a una conducta
selecta y al heroísmo. Designa la fuerza y la destreza de los luchadores, el
valor heroico, pero no en sentido moral, sino de fuerza.
Se
asocia tambien al hombre de calidad, para el cuál, lo mismo en su vida privada
que en la guerra, se rige por sus propias normas de conducta, ajenas al común
de los hombres. En este concepto de la areté, se funda el carácter
aristocrático del ideal de la educación y revela el original sentimiento del
heroísmo entre los griegos. En el cínico este carácter se hace notable en su
afán por seguir solamente su propia ley y su conducta de acuerdo a su
pensamiento.
Askesis
Ataraxía
Autarquía.
Se
suele traducir como "autosuficiencia" y es la independencia del
individuo de todo condicionamiento del exterior. Es un requisito fundamental
para tratar de alcanzar la felicidad, y no solo para los cínicos, también para
el resto de movimientos que nos ocupan, aunque con diferentes propósitos. La
autarquía produce la tranquilidad de ánimo y está relacionada con la areté, se
trata de evitar todo aquello que pueda causar dependencia tanto física como
mentalmente.
Fragmentos
Estos
fragmentos están tomados del libro de Diógenes de Laercio, y muestran algunas
opiniones paradigmáticas que ilustran el carácter de algunos de los cínicos
antiguos más significativos.
Antístenes.
Cuando
le preguntaron qué es lo que había aprendido de la filosofía, respondió: ser
capaz de hablar conmigo mismo.
Al
preguntarle qué cosa era lo mejor para los hombres, dijo: morir felices.
Decía
que por todo equipaje se debería llevar sólo el que en caso de naufragio,
pudiera nadar con él.
Las
opiniones que más le gustaba repetir eran: que la arete se puede aprender. Que
la arete es suficiente en si misma para la felicidad. Que el sabio es
autosuficiente, pues también son suyos los bienes de los demás. Que el sabio no
vive según las leyes establecidas, sino según su propia arete.
Diocles
le atribuye también lo siguiente: para el sabio ninguna cosa le es extraña o
imposible.
Es
más útil pelear con pocos buenos contra muchos malos, que con muchos malos
contra pocos buenos.
Hay
que prestar atención a nuestros enemigos, porque son los primeros en descubrir
nuestras debilidades.
La
virtud del hombre y de la mujer son la misma.
Diógenes de Sinope.
Cuando
Diógenes llegó a Atenas, quiso ser discípulo de Antístenes, pero fue rechazado,
ya que éste no admitía discípulos, y ante su insistencia Antístenes le amenazó
con su bastón, pero Diógenes le dijo: no hay un bastón lo bastante duro para
que me aparte de ti, mientras piense que tengas algo que decir.
Cuando
fue puesto a la venta como esclavo, le preguntaron qué era lo que sabía hacer,
contestó "mandar, mira a ver si alguien quiere comprar un amo".
Cuando
le invitaron a la lujosa mansión le advirtieron de no escupir en el suelo, acto
seguido le escupió al dueño, diciendo que no había encontrado otro sitio más
sucio.
Cuenta
una anécdota que Alejandro Magno dijo en cierta ocasión, que de no haber sido
Alejandro, le hubiera gustado ser Diógenes.
Argumentaba
así: todo es de los dioses, los sabios son amigos de los dioses, los bienes de
los amigos son comunes, por tanto todo le pertenece al sabio.
Una
vez, que estaba tomando el sol, se paró frente a él Alejandro y le dijo: pídeme
lo que quieras. Diógenes contestó: no me quites el sol.
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