Antístenes.
Cuando
le preguntaron qué es lo que había aprendido de la filosofía, respondió: ser
capaz de hablar conmigo mismo.
Al
preguntarle qué cosa era lo mejor para los hombres, dijo: morir felices.
Decía
que por todo equipaje se debería llevar sólo el que en caso de naufragio,
pudiera nadar con él.
Las
opiniones que más le gustaba repetir eran: que la arete se puede aprender. Que
la arete es suficiente en si misma para la felicidad. Que el sabio es
autosuficiente, pues también son suyos los bienes de los demás. Que el sabio no
vive según las leyes establecidas, sino según su propia arete.
Diocles
le atribuye también lo siguiente: para el sabio ninguna cosa le es extraña o
imposible.
Es
más útil pelear con pocos buenos contra muchos malos, que con muchos malos
contra pocos buenos.
Hay
que prestar atención a nuestros enemigos, porque son los primeros en descubrir
nuestras debilidades.
La
virtud del hombre y de la mujer son la misma.
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