Tema 1.3 La ética como disciplina filosófica.
El perfil del humano en
la cultura.
Se propone explicar que
hace el mexicano.
Samuel
Ramos se aparta un poco de su metodología psicoanalítica y empieza a
privilegiar el perspectivismo y raciovitalismo de José Ortega y Gasset con
sentido cultural- educativo, con la finalidad de poder dar a la develación del
tipo de cultura que puede tener el mexicano y México, un sentido universal,
como corresponde a su carácter filosófico. Ese sentido universal puede
apreciarse desde el mismo planteamiento de la problemática investigativa que él
expone textualmente al preguntarse –refiriéndose al mexicano y a México- “¿Qué
tipo de cultura puede tener?
Es
evidente que Samuel Ramos, al hacer esta pregunta se preocupa, como maestro,
por la búsqueda de una cultura como tal, no puede referirse a lo que encuentra
en toda esta descripción de la mentalidad del mexicano y sus accidentes
históricos, porque, aunque estos elementos se refieran a una cultura, no puede
ser una cultura del mexicano, ya que la misma fue imitada. Por tanto, si Samuel
Ramos se pregunta por la cultura que el mexicano y México pueden tener, busca
una cultura que puede existir si los mexicanos dejan de imitar culturas
extranjeras derivado de su sentimiento de inferioridad, y en lugar de esto,
orientan su acción viviente hacia la asimilación cultural.
Esta
búsqueda supone entonces para Samuel Ramos dos problemas: ¿Cómo debe ser esa
cultura que no existe, pero que puede existir en el mexicano y en México. Y el
otro, ¿Cómo lograr que exista? Al primer cuestionamiento responde con el tipo
de una cultura derivada que debe ser asimilada como una cultura viviente. Y al
segundo, proponiendo una educación humanista. El mismo Ramos confirma esto al
plantear lo siguiente: “¿Existe, acaso, otro procedimiento mejor para derivar
de un modo natural una cultura de otra? -Y responde- Sí, desde luego; es lo que
se denomina asimilación. Entre el proceso de la imitación y el de la
asimilación existe la misma diferencia que hay entre lo mecánico y lo
orgánico.” Y más adelante, en su mismo libro, Samuel Ramos se plantea su objetivo
filosófico de la cultura, al exponer claramente: “Nosotros trataremos de
definir el perfil de la cultura que puede aparecer en México dada una cierta
constitución orgánica de la sociedad y del hombre, producto de una historia
peculiar. […] Sólo con un conocimiento científico del alma mexicana tendremos
las bases para explorar metódicamente la maraña de la cultura europea y separar
de ella los elementos asimilables en nuestro clima. […] Por falta de datos
ciertos sobre nuestra alma, hemos carecido de puntos de referencia nuestros
para ordenar la visión de las cosas europeas dese una perspectiva mexicana.”
Por
lo que hace el segundo cuestionamiento, relativo a ¿Cómo lograr que exista ese
tipo de cultura? encontramos que Samuel Ramos se expresa en los siguientes
términos: “El tema de estas reflexiones, que es el destino de la cultura en
México, nos obliga a considerar las potencialidades espirituales del mexicano,
ya que es en el hombre donde radica el principio y el fin de la cultura. No
podemos ni siquiera concebir cómo sería una cultura cuyos valores fueran
indiferentes a los fines humanos. […] Después de estas reflexiones, tal vez el
lector se sienta mejor dispuesto a concedernos que más que nunca es oportuno
instaurar el humanismo en la educación para contrarrestar los efectos de de una
civilización engañosa que esconde, como una Circe moderna, la potencia mágica
de transformar en máquinas a los hombres que se dejan seducir por su aparente
belleza.”
Lo
anterior, no sólo nos muestra la intención de Samuel Ramos, en el sentido de
averiguar de qué tipo puede ser y cómo se puede llegar a existir una cultura
del mexicano y de México, sino que también pone de relieve el carácter
filosófico de esta investigación, y dentro de él, su enfoque desde el perspectivismo
y raciovitalismo orteguiano con el cual encuentra su fundamentación ontológica
y epistemológica.
Se
advierte el enfoque ontológico y epistemológico en esta parte filosófica del
“El perfil del hombre y la cultura en México”, porque para el perspectivismo el
conocimiento es perspectiva racional y para el raciovitalismo la realidad es
vida y cultura histórica. Por tanto, la realidad es una producción de la vida
en perspectivas racionales. Entonces, ontológica y epistemológicamente, podemos
decir que esta realidad viviente existe en forma de cultura histórica, porque
es producida con la suma convencional de todas perspectivas racionales
vivientes de los individuos que participan en la misma, constituyéndose, ahora
desde el conocimiento, en una esencia, en un ser. Así que cada individuo vive
racionalmente su realidad o vida histórica y cultural, en el entendido, que
todo esto -en términos del propio perspectivismo y raciovitalismo- también se
comparte socialmente con otros, para vivir racionalmente, en común, una
realidad o vida compartida y tener un conocimiento igualmente común que
constituya, simultánea y complejamente, la verdad convencional sobre esa
realidad o vida, donde vivir, también es conocer socialmente.
Todo
lo cual quiere decir que el filósofo o el científico –cada cual desde su
respectiva perspectiva epistemológica- se encargará de observar vivencialmente
las perspectivas de los demás, para luego integrarlas en una perspectiva
esencial filosófica o científica -según sea el caso- y así conformar una
perspectiva que tendrá carácter objetivo, con la cual hace que se presente la
realidad o vida en una perspectiva más profunda y esencial.
Pero
en el caso concreto, Samuel Ramos no se propone conocer una cultura existente,
porque esa en México, según él, es una cultura imitada que no corresponde al
mexicano y por tanto no puede atribuírsele. Sino, al contrario, lo que él se
propone conocer, es la cultura que puede tener el mexicano y México. Esto es,
quiere conocer la cultura del mexicano que no existe pero que este podría
llegar a tener, es más, la cultura que este debe tener. Y es ahí donde su
estudio alcanza un nivel filosófico porque se plantea descubrir lo que en
sentido universal le corresponde al mexicano como su cultura, derivado de su
esencia mestiza. Entonces si esto pretende descubrirlo desde el enfoque
filosófico del perspectivismo y el raciovitalismo, tendrá que comprender, ya no
las perspectivas racionales y vivientes con que los mexicanos producen su
realidad cultural, porque ya vimos que esta no existe todavía, sino que tendrá
que comprender ¿Cuáles deben ser las perspectivas racionales y vivientes con
que el mexicano debe producir su realidad cultural? para que al encontrar la
esencia de esta perspectiva nacional que debe tenerse, se pueda definir cómo
debe ser la cultura del mexicano y de México. Y con todo esto, encontrar la
esencia de la cultura en México.
Ahora
bien, como seguidamente veremos, eso es lo que pretende hacer filosóficamente
Samuel Ramos, buscar dentro de la perspectiva racional del mexicano, es decir,
buscar que con la educación humanista surja una perspectiva inteligente,
preparada y limpia de complejos psíquicos -proyectada desde toda su libre y
natural condición mestiza- que asimile la cultura europea, y consecuentemente,
produzca la existencia de una realidad cultural, histórica y vital. Dice Ramos:
“…para formar esta cultura «mexicana», el único camino que nos queda es seguir
aprendiendo la cultura europea. […] hay que preparar a la juventud en escuelas
y universidades, mediante una severa educación orientada esencialmente a la
disciplina de la voluntad e inteligencia. […] Lo que para México es de una
importancia decisiva es aprender de la cultura lo que en ella hay de disciplina
intelectual y moral. Cuando se llegue a obtener ese resultado, se comprobará
que, aun los individuos que escalen las altas cimas de la vida espiritual, no
caerán en el orgullo de despreciar la tierra nativa. Al contrario, su altura
les permitirá comprender y estimar mejor la realidad mexicana.”
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