domingo, 8 de enero de 2017

Cínicos. Parte XVI. Areté.

Areté.

El castellano actual no tiene ningún equivalente de esta palabra. Se suele traducir por virtud, pero siempre con matizaciones. Virtud es una palabra latina cuya traducción del griego perdió parte de sus connotaciones, y con el uso que el cristianismo ha hecho de ella, ya no tiene nada de su significado originario, por tanto apenas usaremos esta traducción. No tiene nada que ver con el sentido posterior de bueno ni de virtud moral.

En su origen tiene que ver con lo aristocrático, con la magnanimidad y la grandeza de ánimo, con el que se exige a si mismo. Es el producto de una disciplina consciente, reservada a los nobles y a los guerreros, unida a una conducta selecta y al heroísmo. Designa la fuerza y la destreza de los luchadores, el valor heroico, pero no en sentido moral, sino de fuerza.


Se asocia tambien al hombre de calidad, para el cuál, lo mismo en su vida privada que en la guerra, se rige por sus propias normas de conducta, ajenas al común de los hombres. En este concepto de la areté, se funda el carácter aristocrático del ideal de la educación y revela el original sentimiento del heroísmo entre los griegos. En el cínico este carácter se hace notable en su afán por seguir solamente su propia ley y su conducta de acuerdo a su pensamiento.

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